¿Recordáis la emotiva frase de la película Seven Pounds: “En este momento hay seis mil cuatrocientos setenta millones, ochocientos dieciocho mil, seiscientos setenta y un habitantes en el mundo: algunos huyen asustados; otros vuelven a casa; algunos cuentan mentiras para poder sobrevivir. […] Seis mil millones de personas en el mundo; seis mil millones de almas, y a veces, ¿sólo necesitas a una”? pues define a la perfección la propuesta de la compañía Marie de Jongh en Amour. Esta obra teatral cautiva por su sencillez y delicadeza con la que se tratan los diferentes tipos de amor que existen con el mínimo de elementos. ¿Por qué sencillez? Pues porqué toda la obra transcurre con la misma escenografía prácticamente, sin ningún ruido y ¡sin que sus protagonistas abran la boca! Y… ¿cómo se consigue todo esto? Dándole extremada importancia al lenguaje no verbal (gestos), la luz, la música y a una tiza, con la que los personajes construyen su entorno material. Además, cabe destacar un elemento clave en la indumentaria de todos los personajes: sus máscaras con expresión neutra, a las que se las dota de significado acompañándolas con el movimiento de los cuerpos de cada uno de los actores y actrices que las lucen. A través del amor, el lenguaje universal que conecta todos los seres humanos, Jokin Oregi, el director de la obra, narra una historia en la que unos niños, a través del juego y su inocencia innata, descubren el mundo que les rodea y empiezan a crear el universo en el que van a vivir sin preocuparse por el tiempo hasta llegar a los setenta años, donde toman consciencia del paso del tiempo y de los prejuicios que les han acompañado a lo largo del transcurso de sus vidas. La obra nos enseña la fina línea entre el amor y el odio y nos ayuda a liberarnos de los tabúes existentes en la sociedad en la que vivimos.
Por su parte, los suaves movimientos de los intérpretes hacen que entendamos perfectamente el mensaje que se nos está transmitiendo y que nos sintamos parte del espectáculo, viviendo intensamente la historia y llegando junto a los protagonistas, al clímax. Verdaderamente, el espectáculo no deja a nadie indiferente con esa sensación de máxima emoción permanente. Por lo que, si tenéis la oportunidad de ir a ver Amour de Marie de Jongh para experimentar en primera persona la sensación de un amor silencioso compartido, ¡no os lo penséis más! Os dejo el enlace de la página de la compañía por si queréis cotillear un poco: https://mariedejongh.com Espero vuestros comentarios 😘
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Lydia Jeane BakerMillennial amante del chocolate, los viajes, el teatro, la moda y la buena compañía. Archivos
Junio 2020
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